Hace una tarde lúgubre, oscura y fría, el
astro rey hace rato que dejo de asomarse. Se acerca el invierno con su
tristeza, con su viento polar…ese silbido que se mete por mis nuevos oídos,
ruido metálico tan molesto que acabo por apagarlos.
El Silencio….es ahora mi mundo. Ahora con
mis oídos apagados, me vienen de lejos aquellas risas, aquellas persecuciones
por la nieve, allá en la Sierra Guadarrama, donde mi padre solía llevarnos, el
frio helaba mis pequeñas manos, aun arropadas por aquellas inmensa manoplas sin
dedos, que no me dejaba coger nada…
Me viene el recuerdo de la llamada mi
padre, las regañinas de mi madre por seguir dando forma aquel enorme muñeco de
nieve, deformado, con una piña como nariz, y un trapo viejo de bufanda, dos
piedras como ojos y un par de palos como
escoba…pero era nuestro muñeco de nieve. Quien me iría a decir que sería la
última vez que las oiría asi..que seria mi ultimo día como oyente.
Entro en la tienda, enciendo mis oídos, me
devuelve a la realidad. Sonidos metálicos, la voz del dependiente….el resuene
de cosas que se caen, el chirrido incesante de la ventana medio rota de la
tienda…golpean mis sienes…me devuelven a una dura realidad, mis oídos ahora son
aparatos….Cuando salgo vuelvo a cerrar los aparatos, el frio congela mis orejas
y le dan calor.
Me inmerso en mi mundo de silencio, del que
aun no me he adaptado…parece que fue ayer cuando de repente mi mama me decía
que no la hacia caso, y al final perdí un oído….parece que fue ayer cuando en
aquel dictado, deje de oír a la profesora, y perdí el otro…Silencio….
Aquellos años me han pasado de repente como
un rayo, el ir de medico en medico, de otorrino a otorrino, de audiometría en audiometría, aquellos instrumentos fríos de metal que el médico
se hacía golpear en sus rodillas y me ponía detrás de la oreja para saber si
sentía la vibración…
Francia. Mis padres visitan a una eminencia
en el campo de audifonos, indica que tengo las células muertas, única solución
es un aparato metálico con unos
cordonditos que iban a mis oídos. Mi primer audífono. Colgado de una bolsita,
que después sustituyo mi sujetador, con lo plana que era dios mío!! , aquello
parecía otra más…..y después de ese vinieron otros mas, uno eléctrico , otro
más potente…..
Surgen los implantes cocleares, no soy
apta….y tampoco me hubiera sido de agrado meter un chisme en mi cráneo en aquel
entonces, tal vez hoy en día mas avanzado….
Hoy llevo unos retros por comodidad,
aquellos cordoncitos se rompían cada dos por tres cuando girabas la cabeza, no
podías llevar tirantes, o ropa ajustada …pero los aparatos de antes eran
mejores esos no cabe duda.
Hoy a mis 50 años tengo retro digital, oigo
más nítido, mejor, pero pierdo oído
irremediablemente. No importa, ya
conozco al silencio. No me aterra como antes.
Lo he vencido a mi manera.